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sábado, 2 de agosto de 2014

Un instante

Un instante


Todos los días mencionamos el tiempo. Hay veces que reflexionamos sobre él, comúnmente no quejamos de lo rápido o lento que pasa y miramos con desdén las manecillas implacables del reloj, que no tienen conexión afectiva con nadie y por nadie se detienen y a nadie esperan.

Ese tiempo, querido y odiado a la vez, puede ser concebido desde tres perspectivas distintas, el tiempo cosmológico (que puede ser medido con el reloj), el tiempo biológico (es la percepción personal de como transcurre el tiempo, lento o rápido ) y  el tiempo histórico (se va guardando en nuestra memoria, y forma nuestra personalidad y cosmovisión).


Hace unos años, en una charla con un grupo jóvenes de aproximadamente 15 años de edad. Uno de ellos, a quien llamaremos Marcos, compartía (con la profundidad que suelen tener a esa edad y de la cual pocos percatan) sobre lo que llamo,  la relación tiempo-soledad. Marcos nos contó que el tenía en su cuarto todas las comodidades, para un joven de su edad: consola de juegos, blu ray, un súper televisor y su guitarra. Para cualquier muchacho de escasos recursos sería la habitación ideal, pero para él, no era nada. Porque, ese recinto, no le llenaba el vacío que sentía. Este joven se sentía solo, sus padres empeñados en acumular capital, encargados de sus negocios, en estar ocupados de sus "asuntos", no pasaban casi tiempo con él. Eso si, todo lo que Marcos les pedía se lo daban. Nos comentaba, con sus ojos vidriosos y vos solloza,  que sabía que sus padres les amaban, pero no se lo demostraban con gestos de cercanía, es decir, con acciones tan simples y profundas como un abrazo, un beso o simplemente sentarse a charlar. Era triste escucharlo decir: yo sé que me aman, pero conmigo no conversan, yo sé que de mi se preocupan, pero lo único que me preguntan es por los estudios, pareciera que no les interesa nada mas además de mis calificaciones. Siento que no me conocen, siento que no saben que me pasa. A veces pienso que no les importo, no se, pero así me siento. Tengo una lista de preguntas que hacerles, porque mis amigos no tienen las respuestas. Me siento solo. Este jovencito con su experiencia me hizo recordar a la feminista española Concepción Arenal y su frase El amor es para el niño como el sol para las flores; no le basta pan: necesita caricias para ser bueno y ser fuerte.


Tiempo y soledad no es lo común en un joven, es mas bien signo de la vejez. El gran Gabriel García Marquez decía que "el secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad". El tiempo, los años preparan a la persona a vivir su vejez con la soledad, que a veces viene de la mano con la senectud. No así es la juventud, ella es la etapa de los amigos, de las bromas, del bullicio y la algarabía. Pero, Marcos se sentía solo, pero Marcos no estaba preparado para la soledad, no estaba preparado para pasar tanto tiempo solo. Su tiempo biológico hacía que el viera pasar el tiempo lentamente, pero lo más triste es que en su tiempo histórico él era otro joven abandonado de ésta sociedad, otro niño huérfano con padres.



Los adultos tenemos la falsa idea que si trabajamos lo suficiente, si estamos produciendo suficiente dinero, si le damos a nuestros hijos todos sus caprichos, ellos serán felices. Resulta que la realidad es otra, los hijos se aburren rápido de los regalos, pero lo único que perdura  y es gratis, es el amor. Por otra parte, debemos superar nuestra inconformidad y aceptar nuestro presente. De hecho, Albert Einstein decía que un hombre feliz está demasiado satisfecho con el presente como para obsesionarse con el futuro.  Hay que asumir el compromiso con nuestra historia y con la historia que estamos escribiendo a través de nuestros hijos, agradecer el presente que vivimos, disfrutar en familia cada momento y reconocer que no somos efímeros (bueno a menos que lo quieran ser), somos trascendentes. Hay que vivir, disfrutar y agradecer cada momento que estemos en ésta vida, que estemos en familia, porque la vida se pasa en un instante.

Gustavo Córdova Rodríguez
Filósofo - Educador









Post data: todo lo anterior es cierto, pero Ralph Waldo Emerson (poeta y pensador estaunidense) escribió  "Jamás ha habido un niño tan adorable que la madre no quiera poner a dormir".

2 comentarios:

Unknown dijo...

Primera vez que leo tu blog y no existe hoy día nada as cercano a esa realidad. También debemos pensar que muy pocos de la generación entre 1980-2000, fuimos criados bajo la premisa " debes ser excelente en todo lo que hagas" y fue una crianza errada, ya que como seres humanos teníamos derecho a fallar. Muchos de nosotros temíamos decirle a nuestros padres te amo. Y existía esa realidad que con solo una mirada nos callabamos y sabíamos que nos esperaba. Hoy día es igual pero sin regalos ni nalgadas, hoy es complacer al niño sin demostrar ese amor que tanto deseamos de niños. No culpo a nuestros padres tampoco a los de " Marcos" ya que para ser padres no existe manual, y cuando nacen no vienen con instructivos de como debes criar a cada 1. En mi caso tengo 3 y hago lo mejor que puedo, y aun así... Me equivoco en su formacion . Como lector novato de este blog invito a los padres a ser mas amigos, pero ojo, sin dejar la autoridad. Enterarnos a ese ser Supremo que YO llamo Dios, tal vez otros le den otro nombre pero a la final es el todo Poderoso. Dios les bendiga y perdon si falto respeto a alguien con mi comentario. Gustavo un abrazo, saludos y gracias por este momento de reflexión. Tu amigo Alejandro Hernández

Unknown dijo...

Buenos días Gustavo he leído algunas reflexiones y me parecen muy interesantes me gusto mucho el que dice yo quiero uno asi referido al matrimonio