

Hay personas que pasan por la vida sin mirar más allá, sin pensar que dejarán para la posteridad. Unos de los grandes problemas de la sociedad que nos ha tocado vivir, es que cuando se habla de posteridad muchos piensan en acumular riquezas, y déjenme decirles que las riquezas sino conllevan un aporte al crecimiento de otros, a través de la filantropía u otros actos de caridad, no serán más que carne de carroña, con buitres sobrevolando la riqueza monetaria de la persona adinerada esperando que ésta fallezca, para hacerse de ella. En cambio, las acciones hechas con el sentido de donación, de entrega, de servicio al otro, en la mayorías de los casos se agradecen (digo en la mayoría, porque se han visto casos de personas mal agradecidas hasta el extremo) y generan experiencias significativas que afectan e influyen la existencias de otros. Bien claro lo tenía el filósofo personalista Enmanuel Mounier que nos dejó su axioma: «la persona se gana perdiéndose; se posee, dándose». Profunda frase que nos lleva a recordar con alegría a aquellos familiares, llámese padre, madre, abuelo, hermana o amigos, maestros, -y por qué no hasta la suegra- pensando que algo nos enseñaron, que en algún momento nos ayudaron, o en aquel momento grato que junto a ellos pasamos, en fin, en esos momentos donde su vida fue donación. Esos recuerdos, esas experiencias vividas, quedan como marcas en nuestras vidas, las transforman y muchas veces sin darnos cuenta, nos hacen crecer. Ahora bien, vivir con sentido, es reconocer que todas nuestras acciones influyen, afectan, motivan y transforman la vida de mucho. De tener esa conciencia de trascendencia, del poseerse a si mismo, del querer ser recordado como alguien importante en la vida de quienes vivieron contigo, va depender la continuidad de tu persona, va depender tu legado. Puedes acumular bienes, títulos, fortuna, fama, pero eso como en la imagen mencionada al inicio, se queda en la tumba. Sólo las buenas acciones perdurarán en el tiempo, sólo y únicamente así, se puede trascender. Ahí radica el sentido de vivir.
Gustavo Córdova Rodríguez
Filósofo - Educador
Gustavo Córdova Rodríguez
Filósofo - Educador
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