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lunes, 12 de octubre de 2015

¿Cómo crear un monstruo?

¿Cómo crear un monstruo?

     En el imaginario popular  de  prácticamente todas las culturas, existen diversas historias de personajes terroríficos y espantosos que acechan a las personas produciendo en ellas gran temor.  La escritora inglesa Mary Schelley,  en 1818 publicó su novela Frankenstein, la cual ha quedado inserta en el subconsciente colectivo de la humanidad moderna.  En 1965, se estrena la serie animada El Monstruo Milton, que al igual que la creatura de la novela de Schelley  fue hechura de la mano del hombre. Guardando las diferencias de las historias, en ambas encontramos un tema en común: la capacidad de la persona humana de crear seres capaces de producir miedo y terror: los monstruos.

   
      Recientemente la frase: ¡tú la conoces! Dio como consecuencia  el levantamiento de las  cejas, apertura de los ojos,  dilatación de las pupilas, respiración profunda, distención de la quijada, en fin,  un total y profundo asombro.  Esa expresión, que muy difícil se puede ocultar cuando se habla entre cercanos, fue consecuencia de una conversación donde se describía a una persona  que por su posición de poder y estando marcada (ortodoxamente) por una ideología político-social, siempre humillaba, criticaba y vejaba  a quienes expresan diferencias a su credo ideológico o  que proviniesen de un sector laboral -donde en el pasado reciente ejerció profesionalmente-.  Lo medular y angustioso es,  que todos (los humillados, criticados y vejados) tienen la necesidad de acercarse a ella periódicamente,  pues necesitan de sus buenos oficios y de  su firma en los  requerimientos burocráticos indispensables para el funcionamiento de sus empresas.
     
      En la actualidad la mayoría de nosotros nos quejamos de la falta de valores y de la ausencia de humanidad en las relaciones interpersonales. En los trabajos, quienes tratan de manera déspota a sus semejantes producen -además del miedo que conscientemente quieren transmitir – rechazo por parte de la colectividad perseguida y humillada, pero lo más triste es que cual novela de ficción se crean monstruos. Permítanme contarles una historia:


 -Cristal era una persona acostumbrada a  dar todo por el todo en su trabajo, siempre llegaba temprano y daba mucho más de lo que se le exigía. Era una buena compañera, pero sobretodo creía en su profesión y en la empresa donde laboraba.
-Un día tuvo un accidente laboral, se cayó en su sitio de trabajo y como consecuencia se fracturó una pierna. La ley laboral del país donde ella ejerce su profesión obliga al patrón (la empresa) a pagar el sueldo (mientras esté suspendido) y la factura médica al trabajador que sufra un accidente estando en su sitio de trabajo. Cristal, se fracturó la pierna, pero quien era su jefa directa no le reconoció el accidente. La jefa, no permitió que los testigos del accidente hablaran en favor de Cristal bajo la amenaza de  despedirlos.
Nadie la defendió, nadie la ayudo, nadie se portó como lo haría una buena persona con ella, los valores de la empresa de nada servían. Ese día –además de un hueso de su pierna- se quebró algo más, se quebró su alma. La falta de humanidad a su alrededor y la conducta déspota y despiadada habían sembrado la semilla de la monstruosidad en el alma de Cristal.
Años después –como en el Conde de Monte Cristo, de Alejandro Dumas- por jugarretas del destino, Cristal llegó a ocupar un cargo burocrático, donde supervisa y firma todos los documentos de permisología para el funcionamiento de la empresa y de la corporación donde en otrora ella laboró y donde fue muy maltratada.
Cristal en la actualidad, se comporta de tal manera que produce miedo en las personas que se le acerca –y con mayor énfasis en los que pertenecen a la corporación- , ella (para muchos) se ha convertido en un monstruo.


A veces,nosotros tenemos cuota de culpa del comportamiento de los demás.
      Se me hace necesario acotar, que la percepción nos hace diferentes. Si bien, existirán siempre personas a nuestro alrededor que nos harán daño, la decisión  del alcance de esas acciones en nuestra vida están en nuestra manos –o mejor dicho en nuestros pensamientos-.  Siempre tendremos dos opciones: uno, vivir en el pasado,  repitiendo nuestros traumas constantemente en nuestra mente, o  perdonar y pasar la página (que es lo más sano).
 
     Sin querer, o con toda la intención del mundo(tristemente), podemos crear monstruos a nuestro alrededor siendo estos resultado de nuestro comportamiento cotidiano y podemos hacer de nosotros unos monstruos para nuestros semejantes con nuestra acciones. Meditemos, ¿habrá personas a nuestro alrededor que les trasmitimos miedo? ¿existen personas que nos tienen terror? Esas personas -para mas dolor en el mundo- mucha veces son con quienes tenemos más contacto y a quienes más nos debemos. La idea es creer en la utopía de Un mundo mejor y no aprendernos la receta de cómo crear un monstruo.

Gustavo Córdova Rodríguez
Filósofo y Educador

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