Este blogs ha sido visitado el número que lees abajo. Gracias se escribe pensando en ustedes.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Si volviera a nacer

Si volviera a nacer


Después de las vacaciones volver a la cotidianidad del trabajo supone para muchos una carga. En la actualidad se habla de estrés post vacacional (falta de adaptación al trabajo después del período de vacaciones y de ocio) y quien posee éste tipo de estrés presentan algunos síntomas como fatiga, falta de sueño, irritabilidad, tristeza, cansancio, entre otros.
No se ustedes, pero yo crecí escuchando la palabra estrés, aunque siempre me hizo ruido el hecho que dicha palabra y todas sus complicaciones en alto grado eran desconocidas por nuestros abuelos. Me refiero al hecho que es muy habitual sufrir hoy de estrés. Con ello no digo que antes no se sufriera, pero hay que reconocer que la  sociedad pareciera haber adelantado la marcha de las agujas del reloj y con ello acelerar nuestras preocupaciones y angustias.

Volver al trabajo, es para algunos el origen de un desasosiego, pero ésta semana pasada al encontrarme con mis compañeros de trabajo, 
quienes venían con sus rostros sonrientes y posteriormente escucharlos hablar de los retos de este nuevo año escolar,  me hizo dudar de la existencia del síndrome post vacacional. Ahora bien, se que dicho estrés que no existe, pero también tengo la seguridad que cuando hay pasión por la profesión,  se es feliz ejerciéndola. Una persona se crece y hace crecer a los demás, cuando se realiza trabajando en lo que le apasiona.


La maestra Lesbia, es una docente egresada de la escuela normal (la Escuela Normal en Venezuela, fue durante gran parte del s. XX, la institución nacional que formó a la mayoría de los maestros del país, dicha formación se basaba en la vocación y en la mística. Todo ello previo a la expansión de las licenciaturas en educación en las universidades). Lesbia es una mujer elegante, reconocida por su buen gusto al vestir, su copete levantado cada mañana con fijador de cabello y sobretodo por su bondad y ternura.  Ella pertenece al club de la juventud acumulada, pues ha pasado dignamente el umbral de los 60 años de edad, años que lleva con la belleza, la vida, la fuerza,  la energía y mística que trasmite día a día. Los años de experiencia  han hecho de ella una fuente de sabiduría de vida y de conocimientos a nivel laboral, lo que la hace digna de admiración. Sus colegas la reconocen así, pero el secreto -desde mi perspectiva para ser  reconocida por muchos- es su humildad.


En una ocasión cuando dictaban un curso sobre el tema de valores en la institución donde ella labora, las maestras colocaron a Lesbia como ejemplo. Fue un momento grato porque muchos hablaron de su labor y abnegación. Palabras hermosas surgieron de los labios de las maestras que siempre han encontrado en ella, una maestra de la vida y sobretodo una madre. Lo más notorio es que las maestras son licenciadas y algunas tienen estudios de postgrado, pero acuden a ella porque saben que ella sabe.

Cuando habla el corazón se tumba las paredes del discurso retórico e inflado, y en medio de tanta emoción  Lesbia, contó cual era unas sus realizaciones personal y profesional, y era poder ayudar a aquellos niños que les costaba aprender a leer, cuando ya el resto de la clase estaban iniciados en la lectura, normalmente esos niños los remiten a ella. Con la dulzura que sale de sus labios cada vez que habla, con la pausa y calma de quien sabe que está diciendo lo correcto, exponía la alegría que sentía al ver como esas personitas aprendían a leer y nos dejó como regalo su método, que lo mejor es que no es complicado y muy eficaz,  el cual me atrevo a resumir en: (a) amar a esos niñitos , (b) creer que ellos pueden y por último (c) reconocerles sus logros. Con suma bondad nos dijo, que si ellos no recordaban luego que ella les enseñó a leer, cuando era un gran obstáculo para ellos, no importaba, lo que verdaderamente importaba, es que ellos ya podían valerse solos, ya podían sumergirse en un nuevo universo, en el mundo de las palabras y los conocimientos, porque ya sabían leer. Luego de esa profunda enseñanza cerró con una frase como colofón, que dice más de ella que cualquier otra anécdota que nos pueda contar, nos dijo: Muchas personas se quejan de su profesión,  pero yo les digo !Que si yo volviera a nacer, volvería a ser maestra!

Que distinto sería el mundo, si cada uno de nosotros desde nuestro sitio de trabajo, nos reconozcamos útiles y capaces de hacer algo porque quienes nos rodean se sientan mejores y crezcan como persona.
Ahora surge la pregunta: ¿qué estoy haciendo en mi trabajo, para quien se acerque a mi se sienta mejor y crezca como persona?

El ideal, es realizarse en el oficio o en la labor que uno hace, y decir que como me hace feliz y con ello hago feliz a los demás, lo haría otra vez si volviera a nacer.


Gustavo Córdova Rodríguez
Filósofo - Educador

martes, 9 de septiembre de 2014

Cerati, gracias totales.

 Cerati, gracias... totales


Gracias totales. En cada aniversario del accidente cerebro vascular que lo dejó en coma, en cada cumpleaños,  cuando los periodistas o los fans se acercaban, había siempre alguien allí, al pie del cañón,   esperando el milagro, como decía ella. Era Liliam Lark la madre de Gustavo Cerati,  ella fue la única persona que nunca se apartó de su hijo y como madre siempre estuvo pendiente de su nene. Para los médicos ha sido un signo de admiración, pues lo común  cuando  suceden  estados de coma tan largos es que el paciente deje de ser visitado, pero en el caso Cerati nunca quedó solo, no fue abandonado, no fue el típico paciente en coma que por estar en ese estado, prácticamente ya no se le recuerda.

Qué hizo la diferencia? La relación madre e hijo. Gustavo Cerati tenía 51 años cuando cayó en coma como consecuencia de un accidente cerebrovascular, al finalizar el que sería su último concierto. Liliam Lark, madre del exlider de Soda Stereo, declaró a la prensa que cuando no recibió la llamada de su hijo al terminar el show, supuso que algo le había pasado. Es decir, la ausencia de su llamada fue la antesala de ese calvario que duró 4 años.  Pero hay algo que cautiva poderosamente mi atención y es el hecho que una persona adulta, que ha cruzado la mitad de un siglo, se comunique con su madre para decirle: que todo salió bien después de cada concierto.  No se ustedes,  pero a mi esto me llena el corazón,  me hace pensar en Cerati, no solamente como el gran músico que fue, sino como un gran hijo.

Las madres son los ángeles que Dios nos regala en la tierra para que nos cuiden, eduquen y protejan. Aunque una vez adquirida nuestra independencia, corremos la tentación de no aceptar sus cuidados, consejos y lo peor, no reconocerle que fueron sus desvelos y su amor, la materia prima de nuestros triunfos y sus manos las que nos sostuvieron en nuestros fracasos.

 Cerati cuando llamaba a su mamá después de  terminar cada concierto, reconocía que él había llegado a esas cumbres, porque tuvo una familia y una madre que lo apoyó, también estaba consciente, que se comunicaba con la indiscutible fans número uno del mundo entero y  por último, porque quien ama a su madre disfruta escuchar su voz y desea darle la tranquilidad de saber que su hijo está bien.


La sociología,  la antropología, la psicología y la filosofía, definen que la persona humana es un ser social,  un ser que es condicionado por el ambiente y responde a los estímulos del mismo. Innumerables investigaciones hablan del papel fundamental de la familia,  pero sobretodo lo más importante, según mi humilde  criterio, es el hecho que el cacharro humano no sobrevive sin los cuidados de la madre o de quien haga las veces de ella.  El bebé necesita alimento y cariño,  sino muere. Ahora bien, ¿por qué se nos hace tan fácil olvidarnos que no hubiéramos sobrevivido sin la asistencia de estos ángeles? Que por cierto, nunca descansan y siempre estarán preocupadas por nosotros hasta su último aliento.  Tenemos que reconocer que muchos de nosotros hemos sido mal agradecido con nuestras madres.
Cerati en el concierto de despedida de Soda Stereo en 1997 dijo, antes de sonar los úlimos dos acordesde cierre en la canción De música ligera: No solo hubieramos podido nada sin ustedes, sin la gente que estuvo a nuestro alrededor desde el comienzo,  algunos siguen  hasta hoy, gracias... totales! Eso es ser agradecido y ello se agradece. Renocer que no somos solos,  que nuestras vidas se llenan por esos  ustedes, esas personas que nos acompañan,  nos apoyan, nos aconsejan, en fin, esas gentes para quienes somos importantes y para quienes nuestra vida tiene sentido en la de ellas. El mejor y mayor ejemplo de ello, son las madres. Liliam Lark, es un ejemplo de madre, como lo son millones de madres en el mundo, y Cerati con el amor que le profesaba debe ser un ejemplo a seguir, para quienes somos hijos.



Disfruto imaginar a Cerati, desde el más allá agradecido con su mamá,  después de haber culminado su concierto llamado Vida, diciéndole: Mamá,  gracias... totales! 

Gustavo Córdova Rodríguez
Filósofo y Educador

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Yo también me equivoco.

Yo también me equivoco




Particularmente disfruto mucho ver películas de Disney con mis hijos. Me emociona pensar, en la genealidad de todo el equipo humano que soñó con la historia y luego le fue dando argumento y contenido, para después de un  largo proceso (de varios años) presentarnos el producto final como joya del séptimo arte.

Recientemente estaba viendo una vez más Los Increibles, película animada que ya tiene varios años. El tema de los super héroes está bien planteado, desde mi humilde perspectiva, pero más allá de todo los enfrentamientos y poderes sobrehumanos (que a mi hijo de siete años le encanta) lo que siempre me deja enganchado es la frase de Edna Moda, que en diálogo con Mr. Increible, donde él le pide capa para su traje nuevo y ella se niega, pues le recuerda el error que fue ponerlo en los trajes de antiguos super héroes que sufrieron accidentes debido a la mencionada capa. En ese diálogo de revisar, recordar, y responder con la negativa, debido a los catastróficos resultados, dice la frase: "No volteo al pasado me distrae del ahora".

Ésta frase conlleva una profundidad que pareciera salirse de la pantalla, cada vez que la oigo, se paraliza la película y empiezo a rumiarla como quien escucha un maestro del Tibet. Pero la misma puede ser mal interpretada,  pues hay que  analizarla en su contexto.  Cuando dice "No volteo al pasado porque me distrae del ahora", es haciendo referencia a que no quiere cometer los mismos errores, ya que ha analizado, ha hecho su instropeción  y ya ha reconocido su error, su equivocación (que en su caso fueron las capas  diseñadas para los trajes de los super héroes las cuales resultaron contra producentes para ellos)  y una vez reconocido el error, con firmeza proponerse no tropezar con la misma roca.


De ahí que me pregunto: cuántas veces en nuestra vida nos autoanalizamos? Pues dejenme decirle que para hacerlo hay que tener valentía y madurez emocional, si ello fuera fácil el cerebro no estuviese  programado con los mecanismos de defensa, de los cuales nos habla la psicología (negación, proyección, traslación, racionalización, sobregenalización, entre otros) por ejemplo en la negación  la persona no acepta que se equivoca,  en la proyección los errores que  cometemos y no aceptamos cuando los visualizamos  en los demás  nos producen repulsión, en la traslación se le  da  la responsabilidad de nuestras equivocaciones a las otras personas, por su parte en la racionalización se justifica cualquier equivocación,  en la sobregenalización es fácil ver que el error lo comete la mayoría de las personas y por ello no importa que también lo cometamos.  Como vemos nuestra mente esta diseñada para justificarnos en sobremedida, de ahí que sea  tan dificil aceptar la culpa, reconocer que fallamos, descubrir (y lo digo en seqserio) que no somos perfectos,  que no somos Dios. 

Es bueno preguntarse cuántas veces reconocemos nuestros errores con la frescura y tranquilidad que lo hace el personaje de Disney,  Edna Moda y hablamos de ello como quien cuenta un episodio más de su vida.


Considero que hacia allá debemos ir día a día, hay que tener la valentía suficiente para revisarnos, para reconocer que no somos perfectos, y poseer la humildad suficiente para compartir con quienes nos relacionemos que nos hemos equivocado. No es fácil,  a mi me cuesta, porque es cuesta arriba, pero cuando elegimos ser persona es menos complicado el caminar, ser perfecto es muy estresante. Lo ideal es tratar de ser mejor persona cada día. Por ello repito que me encanta la frase  de Edna Moda: No volteo al pasado me distrae del ahora y añadiría yo también me equivoco.

Gustavo Córdova Rodríguez
Filósofo y Educador